Hernia discal. Una lesión frecuente en deportistas.
El dolor lumbar es relativamente común en las personas que practican deporte. Estas molestias, asociadas con procesos degenerativos, pueden agravarse y en algunos casos derivar en una lesión que afecta a directamente a la columna: la hernia discal.
Se trata de una de las lesiones más frecuentes en deportistas cuya especialidad requiere una flexión de la columna hacia delante de manera continuada, torsiones bruscas o levantamiento de pesos excesivos, como la halterofilia.
Tenis, golf, fútbol o el remo figuran entre los deportes que producen un gran desgaste en los discos vertebrales que, a la larga, puede derivar en hernia discal. Deportes en los que la exposición a saltos y vibraciones repetidas como la equitación son también propensos a un mayor deterioro.
En todos estos casos la columna se contrae y los discos aguantan una presión que puede implicar un deterioro importante y una pérdida de resistencia provocando la temida lesión.
Una hernia de disco se produce cuando el disco se degenera y el núcleo interno se filtra hacia afuera. Esto ejerce presión directamente sobre el nervio. La gran mayoría de las hernias de disco se producen en la parte inferior de la columna vertebral, zona lumbar en los niveles L4- L5 o L5- S1. Los segmentos de mayor movilidad de la columna.
Debilidad en las piernas, entumecimiento y dolor (ciática) que irradia desde la parte baja de la espalda hacia el glúteo y las piernas, son algunos de los síntomas más comunes de esta patología lumbar. Mejorar la musculatura de esa parte del cuerpo es una de las pautas recomendadas para mejorar esta dolencia. No obstante, en casos más complejos también suele ser necesaria la cirugía.
La cirugía endoscópica está específicamente recomendada en pacientes, entre otros, con una actividad deportiva profesional. Liberar las estructuras neurales mediante esta técnica conlleva una mínima agresión a las estructuras del paciente y, en consecuencia, una recuperación más rápida.
Durante la intervención se realiza una pequeña incisión de unos 15 milímetros, donde se coloca una cánula de ese tamaño y por dentro de esta cánula introducimos una óptica que nos permite ampliar y magnificar el campo de trabajo. Esto no nos obliga a realizar grandes disecciones para acceder a la columna del paciente. En la mayoría de los casos permite estancias muy cortas hospitalarias ya que las posibles complicaciones se reducen al mínimo favoreciendo un proceso de rehabilitación mucho más rápido.